Hace
una semana irrumpió en distintos medios de comunicación nacionales la chocante
noticia de un profesor de Derecho Procesal de la Universidad de Málaga,
Alberto Postigo, que había impuesto a sus alumnos la práctica de conseguir la
nada desdeñable cifra de 5.000 selfies con un cocodrilo, que debían
aglutinarse bajo el hashtag #crocoproyect. Y digo imponer, porque no se trataba de un
ejercicio cualquiera, sino de una prueba imprescindible para aprobar.
Al menos,
el profe tuvo el detalle de no exigir un cocodrilo de carne y hueso,
también valían peluches, dibujos, colchonetas de plástico y cualquier otro
formato producto de su imaginación. Recuerdo que me llamó la atención el hecho
de que el profesor se centrara de manera específica en Twitter para conseguir viralidad.
El sumum del surrealismo llega a partir del aprobado:
aquellos alumnos que reuniesen entre 5.000 y 10.000 fotos obtendrían un bien, un
notable los que lograran entre 10.000 y 90.000 instantáneas, y un sobresaliente
los que superaran esta cifra. Por último, los superdotados que consiguieran
entre 90.000 y…(redoble de tambor) 500.000 selfies recibirán una matrícula de
honor, y los marcianos que sean capaces de superar el medio millón de imágenes,
“matrícula de honor plus”, una nota inventada por el propio Postigo, que
incluso ha subido un vídeo en Youtube para explicarlo él mismo.
No sabemos cuántos alumnos habrán aprobado la asignatura tras alcanzar esa considerable cifra de autorretratos con este simpático reptil, lo que sí sabemos es que el profesor en cuestión consiguió aparecer en el telediario 1 de TVE argumentando su “brillante” idea como una necesidad de hacer entender a sus alumnos la trascendencia de las redes sociales, y declarando que, al menos, con esta iniciativa “había conseguido ser viral”, explicó muy ufano. Su intento de hazaña apareció también en diversos blogs, páginas web y medios de comunicación, tanto regionales como nacionales, incluyendo gigantes como El Mundo, Cuatro, o Telecinco.
¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa?
Después de procesar la impresionante cifra de selfies, me llamó la atención el hecho de que se tratara de una práctica en una asignatura de Derecho, no de Periodismo o cualquier otra carrera relacionada con la comunicación. Hubiera encontrado también una lógica si se tratase de dar claves sobre las nuevas formas de comunicar en las empresas, por ejemplo.
Sin embargo, Postigo defiende su iniciativa asegurando que el objetivo es que los futuros abogados aprendan el funcionamiento de todas las redes sociales como base para conocer su trasfondo legal.
Y claro, lo mejor para que los chavales aprendan Derecho en Internet y el Derecho en Internet no son ejemplos prácticos o casos reales de jurisprudencia, sino hacerse un autorretrato con un cocodrilo...Pese a todo, el profesor defiende su creación con uñas y dientes: "El que lo vea como algo frívolo no sabe de lo que habla", recoge el diario Sur. Es muy probable que yo no sepa de lo que hablo, no se lo discuto.
![]() |
Algunos de los selfies con cocodrilos de los esforzados alumnos de Alberto Postigo. Fuente: Diario Sur. |